- Aranceles y telecomunicaciones: la guerra comercial agravarán la brecha digital, pues solo 39.5% de la población tiene acceso a 5G, y ningún operador ha alcanzado el 85% de cobertura garantizada en 4G, a pesar de llevar más de una década en operación.
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América Móvil reportó un margen EBITDA de 41.3%, frente a 16.4% de AT&T y 9.0% de Telefónica. Si los costos siguen subiendo, la presión financiera podría sacar del mercado a operadores más débiles.
El sector telecomunicaciones en México enfrenta un doble desafío estructural: un entorno internacional incierto que podría encarecer dispositivos clave, y una falta persistente de inversión en infraestructura que limita el acceso a conectividad de calidad. Un nuevo reporte de The Competitive Intelligence Unit (The CIU) advierte que estas dos condiciones están configurando una “tormenta perfecta” para una industria ya presionada por márgenes operativos bajos, cobertura insuficiente y una economía doméstica frágil.
Lo más reciente: posible alza en aranceles a dispositivos clave
Aunque aún no se conoce el esquema arancelario definitivo, la amenaza de nuevos impuestos a equipos importados como smartphones, routers o decodificadores encendió las alertas entre operadores, reguladores y consumidores. De acuerdo con el análisis de The CIU, un aumento en el precio de estos dispositivos impactaría de forma directa la adopción de servicios de conectividad, y afectaría especialmente a los más de 7.4 millones de mexicanos que hoy no cuentan con telefonía móvil por falta de recursos.
Estos dos factores están convergiendo justo cuando México debería estar acelerando su transformación digital.
Costos crecientes, inversión contenida
El informe advierte que las decisiones de política comercial —como los aranceles propuestos a equipos de telecomunicaciones— pueden elevar considerablemente los costos operativos. Esto ocurre en un contexto donde las empresas del sector ya enfrentan bajos márgenes y largos plazos de retorno de inversión, lo que desincentiva la expansión de infraestructura.
La infraestructura 5G, por ejemplo, avanza a paso lento. Según cifras del IFT al cierre de 2024, el operador con mayor despliegue apenas cubre al 39.5% de la población, muy por debajo del 90% reportado en Estados Unidos. El rezago no solo es tecnológico: es una barrera directa para la innovación, la productividad y la inclusión digital.
Además, las compañías dependen en gran medida de equipos ensamblados en Asia, especialmente China. Encarecer estos dispositivos por vía de aranceles tendría un efecto dominó: menor acceso para usuarios, caída en ventas de equipos (que representan cerca del 28% de los ingresos móviles), y nuevos desafíos para sostener modelos de negocio sostenibles.
Vulnerabilidad estructural y desigualdad digital
Los efectos no serían homogéneos. El encarecimiento de dispositivos afectaría desproporcionadamente a los sectores de menores ingresos, que ya enfrentan una brecha significativa en el acceso a tecnología. De acuerdo con la ENDUTIH 2023, la falta de recursos económicos es la principal causa por la que millones de mexicanos siguen sin tener telefonía móvil.
La consecuencia no es menor: el rezago en conectividad reduce las oportunidades de educación, empleo, salud y acceso a servicios financieros digitales, entre muchos otros. Es decir, una política comercial mal diseñada podría comprometer objetivos sociales de largo plazo.
Impacto macroeconómico y presión sobre los ingresos del sector
The CIU también destaca un riesgo adicional: que la guerra comercial afecte las exportaciones mexicanas, reduciendo el PIB nacional y, con ello, la capacidad de consumo de la población. Si el poder adquisitivo se contrae, los servicios de telecomunicaciones —especialmente los de mayor valor agregado— pueden verse seriamente afectados.
Esto reduciría la demanda tanto de servicios como de dispositivos, golpeando directamente los ingresos de los operadores. Al cuarto trimestre de 2024, 27.9% de los ingresos móviles en México dependían de la venta de equipos. Una contracción en este rubro erosionaría aún más los márgenes operativos y podría debilitar la competencia, o incluso provocar la salida de actores más pequeños.
Urgencia por políticas estables y visión a largo plazo
El diagnóstico de The CIU es claro: el sector necesita un marco normativo predecible, reglas claras que fomenten la inversión, y una estrategia de política industrial coherente con los objetivos de inclusión digital y desarrollo económico. Sin esto, el riesgo de que México profundice su desigualdad digital se vuelve tangible más tomando el cuenta el riesgo de nuevos aranceles que afecten a las telecomunicaciones.
En un contexto de transformación tecnológica global, las decisiones de hoy definirán la conectividad del futuro. Apostar por la incertidumbre o dejar la regulación a la improvisación sería condenar a millones a quedar fuera de la economía digital.