- El debate sobre el fair share se intensifica
- En varios países, los reguladores evalúan si Google, Meta y Netflix deberían asumir parte del costo de las redes que sostienen su negocio
- Las plataformas generan aproximadamente el 70% del tráfico en redes, pero no aportan al sostenimiento de las mismas
En el marco del reciente Mobile World Congress 2025 celebrado en Barcelona, la GSMA destacó que las inversiones en infraestructura de conectividad a Internet alcanzan los 316.000 millones de dólares anuales. Este monto abarca redes móviles, infraestructura troncal, dispositivos móviles y redes fijas, superando en un 40% la inversión global en centros de datos.
Este contexto ha reavivado el debate sobre el fair share o “contribución justa”, una propuesta impulsada por las operadoras de telecomunicaciones que busca que las grandes plataformas de contenido, como Google, Meta y Netflix, contribuyan económicamente al mantenimiento y desarrollo de las redes que utilizan para distribuir sus servicios.
Hay tres pilares que sustentan el concepto de fair share; el primero, establece que los proveedores de OTT (Over-The-Top) deben contribuir proporcionalmente a los costos de construcción, mantenimiento y actualización de la infraestructura que necesitan para impulsar sus negocios. El segundo establece que necesitamos un ecosistema digital sostenible para crear una economía digital valiosa. Esto beneficia a todos los interesados, y fomenta un mercado más amplio y democrático. Los operadores de red necesitan que los actores de OTT contribuyan a los costos para seguir invirtiendo en la expansión y capacidad de la red. El tercer argumento es que, para que el ecosistema siga creciendo, deben existir incentivos continuos para la inversión. Una compensación justa va de la mano con una distribución equitativa de gastos.
La Asociación de Operadores Celulares de la India también ha renovado su demanda para que las grandes plataformas OTT contribuyan a los costos de infraestructura de las redes de telecomunicaciones, citando las crecientes cargas financieras que enfrentan los operadores. La industria ha propuesto que los grandes generadores de tráfico, y no las startups o pequeñas empresas, asuman esta carga financiera.
Además de las 3 grandes plataformas mencionadas, también podrían aportar otras plataformas OTT como Crunchyroll, DirecTV Go, Disney+, Star+, Discovery+, Paramount+, Apple TV+, Pluto TV, Amazon Prime Video, Hulu, HBO Max, Vix, Lionsgate+, Peacock.
Fair share: desde Latam también
Según Lucas Gallito, director para América Latina de la GSMA, estas plataformas generan aproximadamente el 70% del tráfico en las redes, pero no aportan al sostenimiento de las mismas, ya que consideran que el usuario final es quien debe asumir ese costo. Esta situación, según Gallito, desincentiva el uso eficiente de la red, ya que las plataformas no tienen motivos para optimizar el consumo de datos.
El debate sobre el fair share está en marcha en todos lados. En Brasil, la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) planea definir su postura al respecto en 2025, tras realizar un Análisis de Impacto Regulatorio.
Por su lado, las grandes tech no se quedaron quietas. Este año, se lanzó la Alianza por una Internet Abierta en Latinoamérica y el Caribe, una organización cuyo objetivo es resistir activamente la entrada en vigencia del fair share. La integran Mercado Libre (el unicornio insólitamente subsidiado por el estado argentino), Amazon, Google, Meta y TikTok.
La discusión sobre el fair share plantea interrogantes sobre la neutralidad de la red y la equidad en la economía digital. Mientras las operadoras argumentan la necesidad de una distribución más justa de los costos de infraestructura, las grandes plataformas de contenido sostienen que ya contribuyen al ecosistema digital y que cualquier cargo adicional podría afectar la innovación y el acceso de los usuarios a sus servicios.
La resolución de este debate será crucial para el futuro de la industria de las telecomunicaciones y la economía digital en su conjunto, ya que determinará cómo se comparten los costos y beneficios en un entorno cada vez más interconectado y dependiente de la infraestructura de red.